Ahora que está de actualidad la expresión Times Up, el tiempo se ha agotado, en referencia a la campaña contra el acoso sexual promovida por actrices de Hollywood, pienso en lo que ocurre en el barrio judío ultraortodoxo Mea Shearim en Jerusalén.
Es tiempo de hablar de Navidad, época en la que, a parte de reportarnos felicidad enlatada, aviva las cicatrices del alma. Con el tiempo llegamos a ser como un jarrón antiguo reconstruido pedazo a pedazo que luce orgulloso en una estantería. Nosotros no lo miramos así, pero el jarrón brilla más que nunca.
Hay agujeros negros de la física y agujeros negros del silencio que actúa como buen censurador y se lo traga todo. Uno de los agujeros negros del silencio es el
Sahara Occidental.
No dejo de sorprenderme que haya arcaicos, caducos conceptos que la RAE se resista a erradicar. Y digo, se resista, porque no me queda otra cosa que pensar ante las decenas de reuniones que, me supongo tendrán los señores académicos.
Los niños no son un juguete, ni son soldados, ni son adultos…Los niños son niños y deben estar protegidos por ley de la mano de los adultos. Se ha puesto la voz de alarma en Irak,